¿Cómo usar correctamente las calas de tu bici?

Las calas mejoran la experiencia sobre la bici (iStock)

Los que han usado calas, es probable que no quieran volver a poner sus pies sobre un pedal convencional. Salvo que la caída que, seguro, han tenido, les haya hecho demasiado daño. Hay gente que se pregunta si es mejor usar calas o no. Lo más probable es que sean personas que nunca las han utilizado.

La respuesta a esa cuestión es un sí en mayúsculas. Con las calas nuestra experiencia sobre la bici mejorará de manera exponencial. Iremos más rápido y gastaremos menos energía. Nuestro pie estará enganchado a la bicicleta, logrando la máxima unión con ella y  logrando un pedaleo mucho  más eficaz y eficiente.

Eso sí, nadie está exento de llevarse un buen costalazo. Pero no solo los novatos, también los más experimentados pueden sufrir algún percance. Como primer consejo, si es la primera vez que usamos unas calas, recomendamos ir a un lugar tranquilo: un aparcamiento, un garaje, una calle sin tránsito, y ensayar: poner, quitar, poner, quitar.

Colocación de las calas

1. Metatarso

La parte central de la cala ha de estar a la altura del primer metatarsiano. O sea donde los dedos terminan y comienza el resto del pie.

2. Zapatilla

Tenemos que comprobar que las dos zapatillas, derecha e izquierda, estén a la misma altura y con la misma orientación. Cuando estén enganchadas, han de estar en paralelo (todo lo que se pueda) al eje longitudinal de la bicicleta.

Uso de las calas

1. Ensayar

Lo hemos dicho ya: antes de salir a carretera o a la montaña tenemos que probar unas cuantas veces a enganchar y desenganchar las calas. El movimiento es sencillo: apretamos hacia abajo y la cala se enganchará; para quitarla, simplemente hemos de hacer un movimiento del talón hacia fuera.

El pedaleo es mucho más eficaz con calas (iStock)

2. Ser precavido

Hemos hecho unos cuantos intentos y parece que se nos da bien. Cogemos confianza y empezamos a rodar. No seamos tontos y hagamos las cosas con cuidado. Pero no solo para los menos duchos en la materia, sino para todos. Si vemos que estamos llegando a una rotonda, por ejemplo, y que existe la posibilidad de que venga algún coche y nos toque parar, mejor prevenir y soltar la cala unos metros antes. No arriesguemos. Si finalmente podemos arrancar, la volvemos a enganchar. El mismo consejo vale para un semáforo, un cruce, o cualquier circunstancia en la carretera que pueda obligarnos a parar.

Oscar Fernandez: