Envejecer es inevitable y la huella del paso del tiempo en nuestro organismo es inexorable. Arrugas, cansancio, dolores, sobrepeso… son algunos de sus efectos más visibles pero al igual que hay factores, como el sol y el tabaco, que aceleran este proceso y lo hacen más visible, la alimentación puede convertirse en un enemigo porque hay alimentos que envejecen y que hay que eliminarlos o reducir su presencia en la dieta para mantenerse jóvenes durante más tiempo y aumentar el consumo de frutas y verduras, mucha agua, carnes magras y pescado, que favorecen la lucha contra los radicales libres y tienen un efecto antioxidante en la piel, los dientes, la mirada, el peso e, incluso, la energía y el estado de ánimo.
1. Hidratos de carbono
Aunque ya desmontamos la mala fama de los carbohidratos, los alimentos con hidratos de carbono favorecen el aumento de peso y producen que suban los niveles de azúcar en sangre, lo que supone un riesgo de diabetes y favorece el envejecimiento del organismo. Además los alimentos con índice glucémico alto hace que se produzca la ruptura del colágeno y la elastina de piel y músculos, lo que supone la aparición de arrugas y el envejecimiento de la piel.
2. Sal
Además de ser un detonante de problemas de hipertensión, el consumo excesivo de sal produce hinchazón, retención de líquidos y celulitis, además de que impide la correcta producción de colágeno por lo que sus efectos en la piel serán obvios: flacidez, efecto apagado, bolsas en los ojos…
Dentro de los diferentes tipos de sal, la mejor opción es la sal rosa del Himalaya, ya que controla la retención de líquidos, elimina la acidez a nivel celular y ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre, siempre consumiéndola en su justa medida.
3. Comida basura
Los alimentos fritos y procesados tienen un alto contenido en grasas trans, una de las sustancias más dañinas para el organismo, especialmente para las arterias y la piel, que se vuelve grasienta, apagada y sin elasticidad, además de que causa inflamación, engorda y resta energía y dinamismo.
Según un estudio publicado en “Food an Chemical Toxicology“, las grasas trans hacen que la piel sea más vulnerable a la raciación ultravioleta. Las carnes procesadas contienen sulfitos y otros conservantes que pueden producir inflamación en la piel y acelerar el envejecimiento.
4. Cafeína
La cafeína, que no sólo se encuentra en el café, sino también en multitud de bebidas energéticas y refrescos, produce la deshidratación de la piel y su consiguiente envejecimiento. Además puede interferir con el proceso del sueño, lo que acentuará el proceso de envejecimiento y desgaste del organismo. Los dientes también sufren las consecuencias de la cafeína ya que los amarillea creando poros microscópicos y erosionándolos.
5. Alcohol
Al igual que la cafeína, el alcohol produce deshidratación y provocar grandes daños en el organismo por la acumulación de toxinas que se acumulan en el hígado, que se satura por la ingesta excesiva de alcohol. Pero no solo las bebidas de alta graduación, también el vino daña el esmalte de los dientes.
Además el alcohol interfiere en el descanso y el sueño así como en el mantenimiento de los niveles de Vitamina A, vitamina que ayuda a la piel a producir colágeno y regenerar las células.
6. Dulces
La bollería industrial contiene altos niveles de azúcares refinados que debilita la piel y provoca arrugas por lo que es importante reducir su consumo al mínimo y optar por comer fruta.
7. No comer
Saltarse comidas es casi peor que comer carbohidratos o azúcar, ya que envejece el cuerpo mucho más rápido por el riesgo de comer de más en la siguiente comida lo que conlleva aumento de peso y deja el organismo aletargado.
8. Comida picante
Los alimentos picantes pueden agravar enfermedades como la rosácea y provocar arañas vasculares.
9. Carnes rojas
Aunque es necesario comer carnes rojas, su consumo debe ser limitado ya que su alto contenido en carnitina favorece el envejecimiento cutáneo prematuro, además contiene muchos radicales libres que actúan sobre las células sanas de nuestra piel haciendo que no puedan generar colágeno, que es lo que dota a la piel de su elasticidad. Y si de por sí, la carne roja no es muy recomendable mucho menos si se cocina en exceso, ya que en la carne chamuscada aparecen hidrocarburos contaminantes que destruyen el colágeno de la piel.